Lo que quiero contar tiene que ver con un pedido diferente y es a partir de allí que les mostraré mi experiencia y la de mis alumnas.
Esto del “pedido diferente” surge
de la demanda de una alumna: “quiero encontrar en qué consiste mi método de
estudio”, manifiesta.
A partir del disparador comienza un aprendizaje sentido y pedido, y un
resultado destacado desde lo personal y desde la eficiencia del aprendizaje
mismo.
Mi deseo es poder transmitir de
manera acotada la experiencia que tuve en estos últimos meses.
En mi práctica como docente puedo
enumerar las distintas indagaciones y vivencias en las técnicas de estudio que
imparto desde el año 2007, clases individuales y grupales, cursos completos de
diferentes carreras, grupos gestionados y organizados con mi propia
metodología. En ocasiones las clases las impartía con una colega y en otras
sola. Los diversos proyectos siempre los hice con programas preparados de
manera muy especial, pensados, articulados y revisados en base a un exámen
exhaustivo.
Sobre la práctica puedo expresar
que los encuentros con mi primera alumna fueron de una hora y media. Trabajamos
tres meses. Con la segunda alumna la manera fue diferente, realizamos tres
encuentros donde la asociación de ideas y los deseos se planteaban y plasmaban
y todo el conjunto de vivencias resultó de un impacto considerable en la
motivación de los mismos, donde se pudieron evaluar y dar una resolución y/o
cambio de paradigmas a creencias limitantes y malestares socio - culturales a los
que ya se los podía llamar malestares crónicos. Y así, fuimos creando. En tal sentido pudimos además reafirmar
herramientas que les servían y así potenciarlas, también incorporamos nuevos
recursos que tenían que ver con su propia dinámica. Así trabajamos la
organización, la atención, la agenda de estudio, los resúmenes, las lecturas y
los repasos. Los alumnos relataban sus propias formas de estudiar, surgían sus
cualidades, contaban qué les resultaba útil y lo que nada les aportaba a la
hora de estudiar. De tal manera fuimos entretejiendo codo a codo sus “propios
métodos de estudio”.
A modo de conclusión:
Los años que llevo trabajando en
psicología clínica y como docente, observadora y participante de un sistema
educativo donde a un alumno le imponen el contenido y material que tiene que
estudiar y cómo lo tiene que hacer. Y como expreso al comienzo, también quede
muchos años absorbida por un sistema que da, y así también di lo que se tenía
que aprender. De esta forma la persona queda por debajo del sistema, del
aprendizaje, del contenido. Y podemos arribar a unas preguntas: ¿Quién es el
que aprende? ¿Quién es el que lleva a cabo el aprendizaje? ¿Quién más tarde lo
pasa a la acción? ¡El alumno! Esa persona que vino a aprender. Entones: ¿por
dónde tenemos que comenzar? Por él, desde él y no hacia él. Así logramos
avanzar juntos, con sentido y motivación.
Agradezco a estas alumnas por llevarme por este camino libre y espero tener el agrado de encontrar más alumnos dispuestos a trabajar juntos en ellos mismos y su aprender.
Marina Teglia
Profesora y Lic. en Psicología