martes, 8 de septiembre de 2009

Equilibrio...

Hay una historia de un monje zen que siempre andaba con mucha prisa. Se trataba de un alumno muy conocido por su esfuerzo y celo. Meditaba día y noche, sin detenerse ni siquiera para comer, ni dormir. A medida que pasaba el tiempo, fue adelgazando y agotándose más. El superior del templo le aconsejó que fuese más lentamente y que se cuidase más. Pero el alumno no le hizo caso de su consejo:

—¿Por qué corres tanto, qué prisa tienes? —pregunto el superior.

—Busco el conocimiento, no puedo perder tiempo. —respondió el alumno.

—¿Y cómo sabes que el conocimiento va por delante de ti, de modo que tengas que correr muy deprisa detrás de él?... Quizá va detrás de ti, y todo lo que necesitas para encontrarlo es quedarte quieto. —contestó el superior.

¿Les recuerda esta historia a nuestra frenética sociedad? Les aseguro que el “apuro” es nuestro principal enemigo. No importa si nos recibimos en 5 o 10 años, lo que importa es que podamos disfrutar de lo que estamos haciendo. No vale dejar de vivir para estudiar, el buen estudiante no es que saca dieses, sino el que logra un equilibro entre saber y vida. De que nos sirve saber todo de pe a pa si no lo podemos aplicar o no podemos darnos el lugar de salir un finde con nuestros amigos.


Los invito a apretar el freno y mirar a nuestro alrededor, y así poder disfrutar de todos lo que nos rodea…

La palabra clave es EQUILIBRIO entre lo que me gusta y lo que debo hacer.

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